Trece casos misteriosos

¿Quién planeó el robo de las libretas de notas en el tercero "B" del colegio Buena Ventura? ¿Podrás encontrar las pistas para dilucidar el atraco al Banco Muchosmiles? ¡algo terrible sucedió con la cajita que doña Sara guardaba con tanto celo! El Canguro, arquero de los famosos Venadillos, ha sido secuestrado; por suerte, logró enviar un mensaje en clave a sus compañeros: descifrarlo es la tarea.

Trece son las incógnitas una para cada cuento; y también trece los crucigramas que podrás resolver, al final de cada relato, si sabes usar el ingenio.

Soluciones de los casos

1. El caso de las libretas de notas: la profesora, al encontrar nuevamente las libretas en su escritorio, no dijo una sola palabra; pero "trató de borrar una mancha sobre la primera libreta".Luego recorrió los bancos, mirando detenidamente a sus alumnos.¿Qué vio? algo que tu sabes: el dedo de Connie, herido al apoyarse en la palmera.¿era evidente que la mancha sobre la primera libreta provenía del dedo que las había sostenido!.En este caso, del pulgar de Connie, recién salido de la enfermería.
2. El caso de las perlas grises: la señora Fernández sintió una mano muy helada en su cuello. ese comentario llamó la atención de Albaro, su marido, que a partir de ese momento observó a sus invitados uno por uno. ¿Cuál de ellos podría haber tenido su mano tan helada como para que Adela lo recordara? Solamente alguien cuyos dedos hubiesen estado en contacto con algo frío durante mucho tiempo. ¿Quién? Victor: éste no había soltado su vaso whisky con hielo ni para comer.
3. El caso del regalo de cumpleaños: la característica del collar de Emilia era que, cuando se movía, sus pepitas se entrechocaban con un sonido de campanitas. el juego de las amigas en el jardín consistía en saltar por sobre los baldes de agua. Todas lo hicieron, salvo la dueña de casa y Carla, que declaró no gustarle saltar y se dedicó a aplaudir, sentada en una grada de la terraza. ¿Por qué? ¿No sería porque tenía el collar puesto bajo su ropa, y su ruido- si ella saltaba- la delataría?. Eso mismo fue lo que ella, arrepentida, mas tarde confesó
4. El caso del atraco al banco muchosmiles: el dibujo muestra al personal del banco en la misma actitud en que fueron dejados por los asaltantes. También se ve la camioneta frente a la puerta principal del edificio. Rodríguez dijo haber visto las primeras letras de la patente, cuando el camión partía. Sin embargo, como bien lo dibujó el inspector Soto, la visión del cajero era obstaculizada por una columna. Evidentemente, el cajero había mentido para entorpecer las investigaciones de la policía. ¡Rodríguez resultó ser cómplice de los ladrones!.
5. El caso del zafiro de doña Sara: si leiste con atención los dialogos de Soto con Gladys, Petrnila y Roberto, que aparentaba absoluta inocencia deberías haberte dado cuenta de que petronila mintió: en un comienzo ella dijo haber visto esa caja, pero cerrada; y luego agregó:"¡quién se iba a imaginar que había una joya adentro?". Soto se dio cuenta de inmediato que Petronila si había inspeccionado el interior de la caja, porque, si no lo hubiera hecho, ¿cómo iba a saber su contenido si nadie lo había mencionado?.
6. El caso de las secretarias quejumbrosas: si tu cultura telefónica te funciona, has de saber que el auricular es la  parte del teléfono que pones en contacto con la oreja ¿Qué pudo haber visto Soto en el auricular que lo llevó a deducir la culpabilidad de una de las secretarias?. Aunque ellas no sabían, el inspector escuchó sus conversaciones sin perder detalle: entre los males de las secretarias estaba la otitis de Rebeca, y esta había usado gotas del botiquín de urgencias para calmar su dolor. Lo que el inspector vio, olió y palpó, entonces, fueron justamente las gotas secretadas por el oído de la persona que oyó la conversación telefónica.
7. El caso de la moto embarrada: la mamá de Felipe habló mucho. Tanto habló, que sin querer -sin saber- delató a su propio hijo. Si lees las versiones de lo que hizo cada uno de los amigos la noche anterior, verás que hay solo un caso de mentira posible de probar: la de Felipe. El dijo: "me dediqué a estudiar y luego me relajé con un superbaño de tina". Evidentemente, nadie se da un relajante baño de tina si no tiene agua caliente. Y en la casa de Felipe, el día anterior, no hubo agua caliente, pues el califont estaba descompuesto. ¡Incluso habían esperado al gafiter durante todo el día!.
8. El caso del joyero angustiado: el señor Levi había cometido un autorrobo: eso el inspector Soto lo tenía muy claro. Pero, ¿cómo llegó a deducirlo?. Una frase del joyero alertó la mente del astuto inspector: "se aprovecharon de la oscuridad de la acera". ¿Cómo sabía Levi que se habían apagado las luces si nadie lo mencionó y -según él- había pasado la noche en su casa sin salir?.
9. El caso del secuestro del arquero: Aquí la pista la dio Esteban, el secuestrado, con sus evidente faltas de ortografías y de concordancia en el mensaje. Jorge, que sabía los excelentes conocimientos gramaticales de su amigo, vio en estas una falta clave. Lo único que hizo fue formar una palabra con las letras incorrectas. De ciempre, usó la c; de una, -que debía ser un- usó la a;de vajo, usó la v; de pertido ,-que debió ser partido- usó la e; de er, -que debió ser él- usó la r; de untedes -que debió ser ustedes- usó la n; de Estaban -que debió ser Esteban- uso la a. Quedó la palabra CAVERNA. Obviamente, ahí tenían secuestrado al arquero.
10. El caso del ladrón con mascara: a lo mejor a ti no te llamó la atención; pero Soto, el de las grandes orejas, se fijó muy bien que en la capucha del enmascarado se hundía a la altura de su boca abierta cada vez que respiraba. Cuando el inspector tuvo a los sospechosos frente a él, se dio cuenta de que uno de ellos tenía la voz nasal y mostraba un evidente romadizo, lo que le impedía respirar por la nariz. Relacionando estos dos hechos, llegó a la conclusión de que el ladrón no era otro sino el resfriado vendedor viajero.
11. El caso del gato perdido: si  miras bien la ilustración, notarás que entre el conjunto de objetos del jardín de Doralisa, hay un bototo negro. Ahora bien, ¿a quién puede pertenecer ese bototo, sino al escritos García Gómez?. Recuerda que recibió a los niños con "el bototo a medio abrochar en un pie, y el otro pie con un calcetín roto". Obviamente el escritor molesto con los maullidos que interrumpían su trabajo, lanzó un botazo a Tutankamón , y lo dejó...tranquilito por toda la noche.
12. El caso de la estatua mujer sentada pensando: el artista anunció que unos estúpidos madrugadores se habían protegido de la lluvia bajo a el alero de la casa. Mas tarde el Rambo dijo: "no creo que a las dos parejas que se protegen de la lluvia se les ocurra venir a pasear por este lado". ¿Cómo supo el Rambo que eran dos parejas si no las había visto y el artista solo nombró la palabra transeúntes?. Obviamente el musculoso Rambo estaba de acuerdo con la policía.
13. El caso de la pagoda de marfil: hay un detalle del cuento que es clave: Olavarría dejaba sus mensajes a la mucama escritas en su agenda sobre el escritorio. El día del robo, él había dejado la siguiente nota: "hoy no vendré a almorzar". Todos tenían sus coartadas, y Jacinto Flores, el jardinero, declaró enfáticamente que él nunca entraba en el escritorio. Sin embargo, más adelante, con el mismo énfasis declaró: "menos iba a entrar sabiendo que el patrón no venía a almorzar". ¿De que otra manera pudo haberse enterado de que Olavarría almorzaba afuera, si no era leyendo la nota en el escritorio?. La única que sabía los pasos del patrón era Norma, la mucama, y ella no se había encontrado con el jardinero en toda la mañana. 

Fuente: "trece casos misterioso"-editorial: Andrés Bello-.

El grado de complejidad que este libro posee es un tanto fácil solo si en el momento crucial era captada la respuesta, puesto que al no captarla la única forma de saber quien era el culpable era leyendo la solución.

Su dinámica era interesante ya que al ser casos cortos, el interés por la lectura  no se perdía, además de que el libro esta hecho para que el lector participe y tenga un buen momento mientras lee.

por: Kassandra Fuentes